Monday, November 26, 2007

La Biblia: fuente del pensamiento liberal?

Que tiene que ver la Biblia con el pensamiento liberal? De acuerdo con este texto, tiene mucho que ver.

Mi opinión: una colección de libros (ese es el significado de la palabra "biblia") tan grande como la Biblia judeocristiana se puede usar facilmente para justificar muchísimas doctrinas religiosas, políticas y filosoficas.Para empezar, no hay una unidad doctrinaria dentro de la misma Biblia sino que cada libro es independiente. Los libros que componen la Biblia fueronseleccionados a través de los siglos por los religiosos judíos (y luego los cristianos, en el caso del Nuevo Testamento) de acuerdo a quien sabe que criterios.

Así como puede ser facil citar a la Biblia como fuente del liberalismo sospecho que puede ser facil citarla como fuente de ideas radicalmente opuestas.

Aún asi, vale la pena leer el texto, en especial esta parte:

"Imposible justificar el Gobierno limitado si negamos el pecado. La ilimitada confianza en el hombre de los filósofos de la Ilustración llevó al ilimitado poder de los déspotas coronados del siglo XVIII, y de los posteriores déspotas totalitarios encumbrados por las masas. Si puede confiarse en la ciencia y la técnica para dar al hombre progreso indefinido, ¿por qué desconfiar del poder humano? Basta con proveerle de finos técnicos y expertos. Si el hombre es bueno y la mayoría infalible, ¿por qué limitar los poderes al Gobierno? Basta con garantizar su elección por el voto. ¿Y por qué conformarse con la seguridad, justicia y obras públicas del “Estado gendarme”, sin confiarle también los negocios y la economía, la educación, los cuidados médicos, los hijos y familias, las iglesias …? Basta con dotarle de más atribuciones y derechos -más poder-; y más dinero.

Por uno de esos irónicos giros de las ideas humanas, la confianza en el hombre parece limitada sólo a los jefes políticos, considerados intelectual y moralmente superiores -“padres de la Nación”-, y sus asesores. A ellos la gente atribuye la capacidad de anticipar las necesidades de millones de personas y planificar (“científicamente”) los medios de satisfacerlas; y la voluntad y el poder para administrarlos prontamente. ¡Qué torpe ingenuidad! Y esa infantil confianza se une a la más insensata y terca desconfianza en las actividades privadas y su idoneidad para esos mismos fines. Pero esa es una de tantas contradicciones de la concepción humanista. Pese a todas sus incoherencias, esa visión y el estatismo que engendra prevalecieron en el pensamiento del siglo XIX, y en la práctica del XX. "