Wednesday, January 30, 2008

Mi visita a Bolivia

Por: Gabriela Calderon

Yo pensaba ver mucha pobreza y mucha polarización en la sociedad boliviana, lo que nunca me esperé fue ver una sociedad con miedo de ser escuchados, vistos, o seguidos por agentes venezolanos o del Estado boliviano. No solamente agentes del gobierno boliviano o venezolano sino también ciudadanos comunes y corrientes que se sienten con derecho de seguirlo a uno por donde sea y fotografiarlo y filmarlo.

Al tercer día de estar en Bolivia nos detuvieron en el aeropuerto de Tarija para un “chequeo rutinario” que consistía de la lectura de una sección específica de la ley de inmigración de ese país. De casualidad esa sección específica se refería a la prohibición que tienen los extranjeros de comentar u opinar sobre asuntos políticos internos. Lo que no sabíamos es que Venezuela, también, es considerada un “asunto de política interna” en Bolivia debido a la “estrecha relación que hay entre los dos países”, como nos dijo uno de los oficiales de inmigración. Uno de los que nos acompañaba preguntó que si en Bolivia había libertad de expresión y uno de los oficiales contestó: “Si”. Entonces, nuestro amigo le preguntó: “¿Por qué no puedo hablar de lo que está pasando en mi país?”

Lo curioso es que mientras teníamos este desagradable encuentro con las autoridades de inmigración, los oficiales–que nos detuvieron y nos pidieron nuestros pasaportes solo “para copiar la información” durante 20 minutos–portaban camisetas que debajo del logotipo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia decían “Avanzar sin tranzar”.

Dos contradicciones tremendas en solo 30 minutos.