Por: Jaime Ruiz
A pesar de que la propaganda del régimen cubano esté un poco pasada de moda, con otro lenguaje y otros modales, la inmensa mayoría de los titulados universitarios colombianos repite el mismo discurso.
Tenemos que entender que ese discurso es retrógrado y opresor. En apariencia se preocupa por los desvalidos y por la igualdad, pero su verdadera aspiración es crear una identidad entre sociedad y Estado y después generar la relación absoluta de dependencia de todos los individuos respecto al Estado.
Empecé hablando de Cuba porque es un caso paradigmático de lo que significa ese discurso. ¿Tienen los cubanos acceso a la salud? ¡Claro, el 100 %! ¿TIENEN SALUD? ¡Claro, están a salvo de la obesidad, de las enfermedades cardiovasculares y de muchas otras que produce la opulencia, y es bastante probable que las hojas de que se alimentan les aporten montones de vitaminas, oligoelementos y otros nutrientes! Claro que dicen que dentro de poco el sida causará una emergencia humanitaria, pero eso se lo achacarán a los imperialistas. ¿Cómo es que no hay una migración masiva de gente de otros países a Cuba? ¿Y la educación? ¡Claro, todos acuden siempre a las sesiones de adoctrinamiento con la amenaza de todo tipo de represalias si no lo hacen! ¿Puede haber "educación" sin libre acceso a la información? Claro: esa clase de "educación". ¿Y la vivienda? ¡Claro, todos tienen garantizada su piecita o su rincón dentro de una piecita!
¡Todos los logros en "lo social" consisten en despojar a las personas concretas de cualquier posibilidad de ser dueñas de su vida, de disponer de recursos propios, de elegir la educación de sus hijos y de acceder a la información! Y cuando se piensa en la igualdad no se alude claro está a la igualdad de todos los ciudadanos de elegir la forma de vida que desean, esa igualdad no se va a permitir porque no todos son tan inteligentes como el comandante. Hay otra igualdad cierta en Cuba, y es que todos salvo unas decenas de personas son iguales en que carecen de poder, en que en cualquier momento por cualquier capricho de un poderoso pueden ser condenadas a muerte o a lo que le dé la gana al régimen.
En Europa todo el mundo conoció esos prodigios y no hay ningún país ex comunista donde la gente añore semejante opresión. Pero podría ser que llegaran a añorarla: la libertad no significa necesariamente felicidad. La libertad es la condición del desarrollo de lo humano, la opresión puede resultar más cómoda para gente envilecida, pero sólo conduce a una degradación incesante.
En cualquier lugar del mundo todos hemos experimentado la displicencia con que atienden al público en las entidades gubernamentales. Es simple: uno no va a pagar, la presencia de un ciudadano que espera algo molesta al empleado porque lo hace trabajar más. Su sueldo no depende de la cantidad de personas que atienda ni de la calidad del servicio que preste, sino de un contrato con esa entidad. ¿Cómo creen que es la educación en condiciones semejantes? ¿Y la salud? Resulta sintomático que los ricos en Colombia y en todo el mundo manden a sus hijos a instituciones privadas. ¿Acaso la instrucción allí será de mejor calidad?
Ése es sólo un aspecto, el concreto, el de tener derechos al acudir a un servicio sanitario y educativo. En la sanidad pública no se puede decir: "Vea, he comprobado que estos médicos son unos verdaderos irresponsables, ignorantes, cínicos y vagos, yo me voy a otro sitio". LA SALUD DE CADA PERSONA ESTÁ EN MANOS DEL LEVIATÁN AJENO QUE EN REALIDAD PUEDE DISPONER DE SU VIDA COMO QUIERA, DEL MISMO MODO QUE DISPONE LA SATRAPÍA CUBANA DE LOS PENSAMIENTOS DE SUS ESCLAVOS.
Pero aparte está el aspecto de productividad. Suponiendo que todos los maestros fueran gente razonable y bienintencionada (cosa que en Colombia suena a chiste siniestro), ¿cómo se podría evaluar su rendimiento a la hora de transmitir conocimientos y de enseñar destrezas? El amo omnipotente decreta que todos hacen bien su trabajo y el partidario de tal régimen aplaude PORQUE EL SENTIDO DE SU ASPIRACIÓN ES LA SUJECIÓN DE TODOS AL PODER.
Si fuera por eso, si los cubanos tuvieran al menos acceso a las destrezas básicas y la "educación" que reciben tuviera alguna calidad, habría que ver la cantidad de premios Nobel que se habrían formado en la isla, la cantidad de profesionales que dan clases en universidades de países ricos, la cantidad de estudiantes de otros países que pagan para obtener un título cubano... ¿Nadie recuerda que Cuba competía en pie de igualdad con México y Argentina por tener la mejor nómina de escritores y artistas? La tiranía colectivista sólo ha degradado al infinito la cultura de ese pueblo.
La productividad de los servicios, igual que la de cualquier producto, depende de que las instituciones de control ejerzan su función, de que las normas se apliquen y de que haya COMPETENCIA. Ésta supone la libertad, supone que cuando una EPS se muestra eficaz, atiende bien a la gente, cumple los contratos y admninistra sus recursos con acierto de modo que pueda pagar buenos médicos, va a tener muchas más afiliaciones y por tanto va a ser rentable para quienes invierten y promisoria para quienes trabajan allí. Y un colegio tendrá éxito y será rentable si consigue métodos de enseñanza que despierten la inteligencia de los niños, si su eficacia como organización permite racionalizar el esfuerzo de los maestros y demás personal escolar de modo que los padres vean a sus hijos formándose y aprendiendo. ¡También así resultará esa institución rentable para quienes tienen que ver con ella!
En el caso de un gobierno, hay que considerar qué es lo que va a generar mayor bienestar para la mayoría de la población, mayor acceso a los bienes y servicios, mayores ingresos, mayor seguridad respecto al futuro, más posibilidades de estudiar y de acudir al médico y de alimentarse de forma sana y de disfrutar de la vida. Eso quiere decir que la estabilidad y el crecimiento económico son los mayores logros "sociales" de un gobierno.
Un ejemplo escandaloso de lo que pueden hacer los gobiernos que no se concentran en ese esfuerzo es el de Argentina: el padre de Jorge Luis Borges se fue a vivir a Suiza porque estaba pensionado y allí la vida era más barata. Tal era la riqueza fácil que tenía ese país hace cien años gracias a las infinitas extensiones explotables para producir granos y criar vacas. Hoy en día los sueldos de los argentinos son inferiores a los de los colombianos, y eso que allá no tienen el desplazamiento forzoso y los gastos increíbles de combatir al narcoterrorismo.
Fácil: cada gobernante complacía a la gente gastando más, creando más puestos estatales improductivos, endeudándose más... En los años setenta (para que no digan que hablo sólo de los gobiernos de izquierda), los argentinos viajaban por Europa como verdaderos potentados y compraban toda clase de bienes a bajo precio. Algún mago de la dictadura había encontrado muy eficaz revaluar la moneda hasta permitir eso (hay montones de genios de esos en Colombia hoy). Claro que los que eran muy pobres no podían viajar ni comprar muchas cosas, pero tampoco eran propiamente la mayoría. No tardó en producirse la famosa hiperinflación y un empobrecimiento que hizo incontrolable al país. ¿Quiénes pagaron realmente las consecuencias? Los de siempre, los más pobres. La misma hiperinflación sirvió para que los que estaban mejor informados y tenían más recursos se enriquecieran aún más.
Se dice que el crecimiento económico no llega a todos por igual, y es completamente cierto. Si las industrias de un país doblan su producción, eso no quiere decir que todos vayan a sacar provecho por igual. Los inversores ganarán más y los asalariados ganarán menos. Y ciertamente, eso aumentará las desigualdades: si mañana surge un Bill Gates en Colombia que descubre un negocio buenísimo y lo explota y da trabajo a cien mil colombianos, eso significará que habrá más desigualdades que nunca, porque seguirá habiendo quien no tenga nada, y la distancia de cero a cuarenta mil millones es mayor que de cero a mil millones. ¡Hay que evitar que surja en Colombia un empresario semejante!
Pero esa visión es torpe y mezquina: las rentas altas de los ricos por una parte generan aumento del consumo y por tanto del empleo. Algunas industrias como la construcción pueden crecer muchísimo si los millonarios deciden construirse verdaderos palacios, y eso implicará oportunidades para los albañiles y para los desempleados que pueden emplearse como peones. Eso no se había contado al pensar en lo que se gana con el crecimiento.
Y por otra parte la alta rentabilidad de los negocios alienta la inversión, con lo que el crecimiento atrae más crecimiento y sirve para crear empleo. Todos los sectores productivos mejoran en sus conocimientos y capacidades, y así se multiplican los ingresos de mucha gente. No hay que desesperarse. Para las personas de "izquierda" eso sólo es aumentar la masa de los consumistas. ¡Lo que tiene que ocurrir es que el gobierno los alimente y los haga felices a todos! El aspecto de comunismo torpe y tercermundista sólo sigue imperando en Colombia, y eso sólo ocurre por el poder que tiene ese sector político al dominar amplias parcelas del Estado y al disfrutar de grandes rentas derivadas del narcotráfico. Todo esto no habría que decírselo a ninguna persona de un país civilizado.
Otro factor que se puede considerar irrenunciable a la hora de pensar en "lo social", en el bienestar general, sobre todo de la gente más desprotegida, es la seguridad: la posibilidad de salir a la calle sin que a uno lo maten, sin correr grandes riesgos, etc. En Colombia todo el poder obtenido por la Corte Constitucional, Fecode y los sindicatos estatales se ha hecho a costa del asesinato de cientos de miles de ciudadanos pobres. No hay que pensar que todo eso es casual ni contradictorio: la idea de que todo lo que una persona tiene y da en esta vida ha de pasar a través del Estado sólo está alentada por la pretensión de poder de quien aspira a ser dueño de ese Estado. La educación, la salud y la vivienda que el Estado le debe dar a la gente sólo es la excusa para que esa máquina sea dueña de la vida de todos. ¿Qué importa quitar de en medio algunos obstáculos? En TODOS los países comunistas se masacró sin muchos escrúpulos a porcentajes significativos de la población.
No puede haber desarrollo humano si esos factores empeoran, pero aparte hay muchas medidas que un gobierno puede tomar para mejorar la condición de su población pobre. ¡Pues en ese terreno, igual que en todos los demás, el gobierno de Uribe es extraordinariamente productivo! Los cupos del SENA se han doblado y en la educación básica se han creado más de 700.000 nuevos cupos.
Los resultados de este gobierno apenas empiezan a verse porque la situación de déficit público, de inseguridad general y de casi recesión que había en 2002 era verdaderamente desesperada. No puede ocurrir que un gobierno venga y resuelva todos los problemas de golpe. Como no sea a la manera de los comunistas, masacrando a una parte de la población. Pero lo que nadie debe poner en duda es que los indicadores básicos de bienestar, la esperanza de vida, la alfabetización, el uso de computadores y el acceso al empleo han mejorado y mejorarán muchísimo en los próximos años. Ésa es la verdadera inversión social.
Lo demás es el plato de fritanga con que Garzón espera conseguir votos entre la gente a la que su mafia ha empobrecido (pensiones y prebendas que no tiene nadie en ningún lugar del mundo, huelgas continuas que deterioran los servicios, secuestros y masacres que alejan a los inversores...), o la repartición de los recursos de todos entre las "fichas" que consiguen votos para malhechores lamentables como Serpa y Samper.
Friday, February 15, 2008
Noción de bienestar social
Publicado por Carlos Méndez en 3:31 AM
Etiquetas: colombia, cuba, libertad, libertad economica, socialismo, sociedad libre ,Blog,Blogs ,Politics,Libertarian
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