Monday, March 17, 2008

Libertad y aprendizaje en la toma de decisiones

Gary Becker dice: "Un fundamento importante de la filosofía detras de los argumentos a favor de la empresa privada, economías libres, y sociedades libres en general, es que estos sociedades se basan y requieren responsabilidad y toma de decisiones individuales. Esta filosofía no solamente enfatiza las razones de riesgo moral para requerir mayor responsabilidad individual, sino que tambien enfatizan el principio "usalo o pierdelo", una expresión coloquial que indica que las diferentes capacidades mentales y físcas se degradan y desaparecen si no son usadas de forma regular . Este principio implica que la gente que esta acostumbrada a que otras personas o gobiernos tomen sus decisiones por ellos pierden la habilidad para tomar buenas decisiones por ellos mismos. Las sociedades libres llevan a un mejor toma de decisiones en parte porque los hombres y mujeres acumulan mas experiencia al tomar decisiones que afectan su bienestar y el de otros."

Ya conocía bien el argumento de que la libertad fomentaba la responsabilidad individual, pero la verdad nunca había pensado que la libertad a nivel de una sociedad tambien nos incentiva a aprender, a adquirir habilidades para garantizar nuestro propio bienestar.

En cierta forma este argumento se podría llamar "anti paternalista", en el sentido de que el estatismo termina creando seres humanos mas parecidos a niños, y la libertad no lleva a un estado de adultez. Tambien hay algo bastante Kantiano en este argumento.

En efecto, Kant, en su famoso ensayo "Que es la ilustración?" decía lo siguiente:

"La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.

La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea. Como la mayoría de los hombres (y entre ellos la totalidad del bello sexo) tienen por muy peligroso el paso a la mayoría de edad, fuera de ser penoso, aquellos tutores ya se han cuidado muy amablemente de tomar sobre sí semejante superintendencia. Después de haber atontado sus reses domesticadas, de modo que estas pacíficas criaturas no osan dar un solo paso fuera de las andaderas en que están metidas, les mostraron el riesgo que las amenaza si intentan marchar solas. Lo cierto es que ese riesgo no es tan grande, pues después de algunas caídas habrían aprendido a caminar; pero los ejemplos de esos accidentes por lo común producen timidez y espanto, y alejan todo ulterior intento de rehacer semejante experiencia.


Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya; inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales. Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso.

Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es inevitable. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí mismo."

Podemos movernos hacia la visión de Kant, de una sociedad ilustrada en la medida en que seamos mas libres. Entendamos todos esto.